Minca, antiguo asentamiento de los tayronas, tiene como gancho turístico el impresionante marco de la Sierra Nevada de Santa Marta que alcanza a apreciarse en todo su esplendor; un río de frías, corrientosas y cristalinas aguas las cuales arrastran algunos de los milenarios secretos de las culturas aborígenes; clima reconfortante y envidiable tranquilidad. Eso la ha convertido en refugio ideal para la meditación de religiosos, estudiantes, naturalistas y ecologistas.
Pero Minca es más. La diferencia de clima con Santa Marta ardiente, tropical y semidesértico-, se manifiesta en la exótica variedad de flora y fauna, riqueza natural debido a que su hábitat hace parte del ecosistema de la Sierra Nevada, la montaña costera más alta del mundo, que en un frenético abrazo entrega sus restos al mar Caribe, convirtiéndose por eso en el paraíso para ornitólogos, biólogos y demás amantes de la madre naturaleza.
En Minca también se encuentra la casa de ejercicios espirituales El Tabor, sitio de recogimiento y meditación, en donde religiosos, estudiantes y comunidad en general, grupos de personas se dedican a la meditación y estudio de distintas disciplinas. Como se recuerda, la Biblia define El Tabor como el monte donde Cristo se transfiguró antes de ser entregado por Judas.
Esta casa de encuentros y retiros es liderada por el Secretariado de Pastoral Social de Santa Marta y cuenta con el respaldo del obispo, monseñor Luis Adriano Piedrahita, estas instalaciones se prestan para actividades de encuentros empresariales, escolares, comunitarias o retiros espirituales.
El Tabor tiene la capacidad de alojar cerca de 80 personas y cuenta con 20 habitaciones, 2 salones para conferencias, una capilla y áreas comunes en un espacio tranquilo y espiritual.
También cuenta con un salón con capacidad para 100 personas, sonido incluido, en este lugar se puede contar con el servicio de pasadía u hospedaje múltiple, alimentación y cualquier evento que supere el número de 30 personas.
Este lugar, dirigido por el presbítero Armando Echeona Melo, ofrece la oportunidad de estar en conexión con la exótica naturaleza de la Sierra Nevada de Santa Marta.
En Minca hay agua pura y abundante. En materia de transporte, si bien no se ha desarrollado, existe constante flujo de vehículos entre la localidad y Santa Marta.
En medio de su situación, que es la misma de cualquier pueblo colombiano, Minca es autosuficiente, pues la bondad de su suelo les permite a los colonos cultivar desde café, que se da a unos cuantos metros más arriba, hasta grandes y hermosos tomates que tienen amplio mercado en Santa Marta, Barranquilla y Cartagena.
